domingo, 2 de diciembre de 2012



Un hijo pez.
Un hijo muerto.

Esa voz está despierta cuando duerme
desesperado y convencido,
en la cima
de un poste de luz.

Lamentable peso onírico
predispuesto a suplicarle que se calle la voz de la cabeza.
Los parlantes en la boca el micrófono al oído
-Creo que me equivoqué
-Es tarde.
Y no es tan simple como cortarle la lengua a un gato.

de la cama los libros el patio la cocina y el cuerpo
de la tarde
extirpado.

Habla habla escuha la voz en la cabeza sacala de la cara llevale el líquido blanco y espeso a la miseria y las sobras de la mesa al tacho y a la tierra.

El beso de esa rata con sus enormes alas plumas negras de paloma.

Le saca la conciencia
Al callado
En la cima
Del poste eléctrico.

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