miércoles, 3 de febrero de 2010

Que cara que está la cebolla. Parte 1.

En un fusca azul que va por la ruta 11 camino a Mar del plata viajan Ricardo y Lucrecia. Son casi las seis de la tarde de un caluroso nueve de diciembre. Se escucha mezclado con el ruido de las gotas de lluvia people are strange y la humedad pegotea las nalgas de Lucrecia con el tapizado de cuerina roto del asiento. Ricardo saca del bolsillo de su short de baño un cigarrillo de marihuana, le pega tres profundas pitadas y se lo extiende a su copiloto.

L- ¿No me pensás decir nada?
R- ¿Que querés que te diga Lu?
L- No sé, algo. Ni me ves, no te digo? Ni me ves, ni me ves.
R- No empieces de nuevo con lo mismo, me encanta ya te dije, el color quedó un poco fuerte pero... te queda lindo... a la piel
L- No te gusta, dale, decíme la verdad, no te hagas el cordial querés.
R- Si que me gusta nena! Hablo en chino yo?
L- No, no te gusta. Y no me grites que estoy al lado tuyo.
R-No te grito gorda.
L- Y ahora me decís gorda. ¿Vos sabías que una de cada tres mujeres se agarra anorexia por comentarios como ese?
R- De dónde sacaste eso Lu?
L- De una revista. Me quiero morir, ahora, la vida es una mierda.
R- Dale! Te queda hermoso! Te pareces a la actriz que trabaja en la peli que vimos el otro día. Me re calienta, me gusta, me gusta.
L- ¿A Uma? Me encanta Uma.
R- Si a Uma.
L- Ah entonces me queda bien.
R - (suspira) ah...la lluvia me da ganas de escuchar Gilda.
L- Qué raro sos Ricardo.
R- No sé por qué.

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